Cuando crecemos todos vamos descubriendo que existen otros espacios de convivencia e interacción que nos permite desarrollarnos y crecer como personas, en este caso un espacio laboral, de igual manera lo mismo pasa con la persona con discapacidad.

Cuando alcanzan la mayoría de edad su anhelo es ser independiente en pequeñas y grandes cosas y en mucho de los casos, es tener un empleo en donde pueda demostrar sus habilidades y talentos, también sus niveles de responsabilidad, su crecimiento personal y sueños. Estoy segura que para las personas que estamos alrededor de ellos lo hemos podido comprobar.

Por lo tanto, el empleo constituye, una importante vía de desarrollo personal y una incorporación plena a nuestra sociedad. En este sentido, el trabajo más que un fin en sí mismo es un medio para conseguir diferentes aspectos como son: una imagen más positiva y útil de uno mismo, el reconocimiento social, la estructuración del tiempo, la pertenencia a un grupo social, el aumento en la cantidad y calidad de interacciones sociales y la independencia económica.

Para lograr en la comunidad productiva la aceptación o inclusión socio laboral de la persona con discapacidad, ella deberá estar lo más preparada posible para afrontar situaciones positivas como negativas y de toda índole, no solo debe considerarse aspectos como el manejar horario de actividades personales, el salario y el uso del uniforme diario. Sino que adicionalmente es muy importante ayudarlo para que, sobre todo, pueda fortalecer todos los componentes de su vida personal y uno de las más considerables es trabajar sobre las habilidades sociales, ya que estas también conllevan a la inclusión.

Cabe recalcar que las habilidades sociales son aspectos que suman al desarrollo de las habilidades que necesitará, estas se pueden definir como un conjunto de capacidades y destrezas interpersonales que nos permiten relacionarnos con otras personas de forma adecuada, siendo capaces de expresar nuestros sentimientos, opiniones, deseos o necesidades en diferentes contextos o situaciones, ya que juegan un rol fundamental en el clima organizacional y por lo tanto hay que desarrollarlas en los jóvenes con discapacidad.

Por lo tanto se requiere tomar en consideración factores como la interacción personal, la cual le permite intercambiar ideas y opiniones entre sí, no de forma aislada, necesitando comunicarse con el otro, de esta se desprende la comunicación que puede ser verbal o para algunos jóvenes escrita, de la que obtenemos información para interactuar con los demás; también está la participación la cual le permitirá involucrarse dentro de una comunidad específica, en este caso para dar su opinión cuando sea requerida e involucrarse activamente y en todo ámbito con el grupo; la actitud considerada como la forma que le permite expresarse acompañado con la postura del cuerpo, permitiéndonos presumir como se encuentra la persona o qué quiere comunicar sin decirlo; y por último la iniciativa que es cuando tenemos una conducta proactiva al realizar las actividades, sobre todo cuando se encuentra en actividades ya conocidas que le reconozcan algún grado de independencia sin que se le tenga que recordar.

Recordemos que las habilidades sociales nos permiten interactuar y relacionarnos con los demás de forma efectiva, sin embargo para las personas con discapacidad no debemos darlo por hecho, por lo tanto, hay que ayudarlos para que con su propio ritmo puedan alcanzar el máximo de sus potencialidades, es por eso que existen instituciones preparadas para la formación integral de las personas con discapacidad como el Centro de Entrenamiento Vocacional CEVE de Fasinarm que forma a los jóvenes en habilidades laborales y sociales para que estén listos y logren este anhelado sueño de ellos y sus familias que es ¡TRABAJAR Y SER MÁS INDEPENDIENTE CADA DÍA!

Lic. Marjoriee Gutiérrez
Docente de Formación Ocupacional
Taller de Costura
Centro de Entrenamiento Vocacional
CEVE – FASINARM

Comentarios Facebook