A través del tiempo, la música ha influenciado de muchas formas en la vida de la humanidad, cada nota que escuchamos tiene un impacto emocional en el ser humano. Desde la gestación estamos rodeados de melodías, en este momento se preguntarán ¿Cómo es eso posible? Pues, los latidos del corazón, la respiración, sonidos pulmonares, la voz de mamá, entre otros, son los sonidos o los primeros conciertos que se experimentan cuando se está envuelto en el ambiente sonoro del útero materno.

Y de ahí en adelante irán siendo parte de todo el crecimiento de la persona.
Por otro lado, en el ambiente del aprendizaje de las personas con discapacidad, el docente junto al terapeuta ocupacional serán los encargados de realizar actividades rehabilitadoras, las cuales fomenten la independencia, favorezcan la cognición, el control motor fino, grueso, entre otras, muchos usan la música como motivación y refuerzo durante la realización de su labor, si la usan como parte de sus actividades ¿Por qué no utilizarla como una actividad terapéutica motivadora?

Además recordemos que, la música nos hace experimentar emociones tales como:
-Estabilidad
-Expectativa
-Tranquilidad
-Tristeza
-Amor,
-Alegría
-Paz
-Esperanza
-Desbloquea los miedos, entre otras emociones.

Mientras que desde el punto de vista sensorial y motriz, favorece respuestas musculares como:
-Control motor
-Control postural
-Equilibrio
-Sincronización
-Respiración,
-Control vocal

Y en el aspecto cognitivo, favorece:
-La memoria
-Concentración
-Percepción
-Explora la creatividad

En el ámbito de enseñanza ayuda a que el ambiente de aprendizaje sea más atractivo, lúdico, interactivo y muchos otros beneficios.
Durante el inicio y a lo largo de la pandemia, nuestros estudiantes, incluyendo aquellos que tienen discapacidad auditiva (quienes disfrutan la música a través de sensaciones sonoras) han estado expuestos a diversas presiones diarias (contando con el encierro), lo que fomentó emociones y sentimientos negativos, sin embargo, después de haber recogido algunos testimonios de los padres de adultos con discapacidad, se logró corroborar que la música como método terapéutico, era una salida emocional segura durante la pandemia del covid-19.

Como se mencionó anteriormente, la música genera diferentes emociones dependiendo del ritmo que estemos escuchando, jóvenes que escucharon, cantaron y se dejaron llevar por la música, resultaron menos estresados que los que no lo hicieron, los jóvenes que, teniendo instrumentos en casa los entonaron, también lograron mantenerse con un buen equilibrio emocional. “Al escuchar música durante la cuarentena note que mi hijo al hacerlo se veía muy feliz, puedo decir que hasta se olvidaba que estábamos pasando este tiempo tan duro” menciona una madre de familia.
El compartir juegos o experiencias musicales, ha hecho que nuestros estudiantes puedan socializar de mejor forma, y los ha ayudado a expresarse de maneras diversas, ya que no todos logran mostrar sus sentimientos por la vía tradicional.

Es importante mencionar que, a la hora de hacer música, cualquier cosa que tenga sonido puede convertirse en un buen instrumento, desde vasos plásticos, hasta tapas de ollas que tenemos en casa y que ya han cumplió su tiempo de uso, todo puede servir para convertirnos en percusionistas, solo hay que dejar volar la imaginación y poner manos a la obra. Mientras tanto, a los que prefieren cantar, también cualquier pista o canción les viene bien para realizar melodías y no hay un momento indicado para adentrarse en el mundo de la música, solo estar dispuesto a relajarse y dejarse llevar.

Después de leer este pequeño artículo, les invito a permitir que la música forme parte de nuestras vidas, no solo como algo pasajero, sino como un método y un escape a las diversas situaciones que podamos vivir las personas con y sin discapacidad. ¿Cantamos juntos?

Lcda. en T.O Gisella Cabrera Contreras
Docente de Laborterapia 1
Centro de Entrenamiento Vocacional
CEVE – FASINARM

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