ACTORES INVOLUCRADOS

El trabajo es un derecho de todos y es un deber social que goza de la protección del Estado y se sujeta a los principios del derecho social, por lo tanto, la sociedad debe garantizarle al trabajador una remuneración justa que cubra sus propias necesidades y las de su familia, que le asegure al respeto a su dignidad y a una existencia decorosa.

La transición a la edad adulta desde una reflexión inclusiva es un proceso muy complejo especialmente para los jóvenes con discapacidad y de manera particular para las personas con discapacidad intelectual, por consiguiente, acceder a un espacio de trabajo dentro de una empresa y su característica competitiva, será el elemento principal que mejore su calidad de vida.

La inclusión sociolaboral es clave para luchar contra la discriminación laboral y la exclusión social. Disponer de un trabajo estable constituye un logro significativo para una persona con discapacidad, pero el proceso de encontrar un puesto de trabajo en la empresa competitiva se dificulta cada vez más, por las características propias de las exigencias del mercado laboral actual.

Nuestra experiencia en Inclusión laboral y de trabajo metódico, ordenado y sistémico del Centro de Entrenamiento Vocacional de FASINARM considera fundamental la participación de diferentes actores que contribuyen directa o indirectamente en este proceso, en el que cada uno de ellos son pilares para una inclusión laboral exitosa.

Persona con discapacidad

Sin duda el primer actor es la persona con discapacidad, por lo tanto, es necesario que los que trabajamos para el proceso de Inclusión Laboral manejemos algunos aspectos claves que han determinado históricamente la situación de exclusión que las personas con discapacidad intelectual han debido enfrentar y siguen enfrentando hasta hoy en materia laboral.

Centros de Formación Ocupacional

Otro de los actores importantes en este proceso Inclusivo es el trabajo técnico-académico que cumplen los Centros de Formación Ocupacional, es fundamental que la persona con discapacidad se capacite y adquiera las habilidades y destrezas necesarias para obtener y mantener un empleo, no limitarse solo a que aprenda los requisitos elementales para un puesto determinado, sino también, ejercer su derecho a equivocarse, que aprenda a levantarse y descubra su propia vitalidad y otras habilidades para defenderse en la vida, teniendo en cuenta el área social y laboral para una mejor adaptación, por ejemplo: ¿Cómo transportarse o mantenerse en el trabajo durante ocho horas?, ser puntual y cumplido (a), servirse sus propios alimentos, llevarse bien con sus compañeros(as), saber conversar, saludar y tratar a sus jefes inmediatos, aspectos tan sencillos como el vestuario aceptable al trabajo, los requisitos de aseo personal etc. A veces un empleo se pierde justamente porque carecen de estas habilidades sociales básicas.

Equipo Técnico – Docente

Para lograr una formación integral que culmine con la inclusión laboral de la persona con discapacidad intelectual, se requiere que en el proceso deban involucrarse los profesionales que conforman el equipo Técnico – Docente en la que su participación sea de manera activa, coordinada y con los mismos objetivos. Que cada especialidad propenda a desarrollar desde las diversas áreas de Psicología, Trabajo Social, Terapia Ocupacional, Pedagogía etc., un diagnóstico y una proyección laboral técnica académica para el desarrollo de sus máximos niveles de autonomía e integración social.

La familia

Es importante que la familia colabore desde casa, para que el joven vaya asumiendo el rol de trabajador como, por ejemplo: orientar a que su hijo ponga el despertador a las seis de la mañana porque hay que llegar puntual o que vaya bien arreglado(a) a su lugar de trabajo y reforzar las normas sobre todo de hábitos, para ello es importante que la familia tenga una comunicación permanente con los profesionales.

Empresa

La empresa es obviamente un actor clave en el proceso, pues es el espacio en el que se materializa la inclusión laboral, ellas cumplen un rol social desde el momento que ofrecen trabajo a los jóvenes con discapacidad, por lo tanto, es importante que demuestren su disponibilidad no sólo a reconocer los derechos ciudadanos de los jóvenes trabajadores especiales, sino fortalecer su ejercicio, creando nuevas oportunidades para la persona con discapacidad, ampliar los programas de sensibilización a la empresa ya que aún nos enfrentamos a barreras como por ejemplo los altos requerimientos en el perfil laboral de los usuarios que aplican para un puesto de trabajo, inclusive, para oficios muy sencillos, otra barrera es la poca credibilidad en las capacidades cognitivas y funcionales de la persona con discapacidad intelectual, por lo que existe la necesidad de visibilizar y crear conciencia sobre esta realidad, la acción inmediata de los empresarios es fundamental para seguir construyendo este camino de garantizar los derechos humanos.

Tomemos conciencia y defendamos con convicción la dignidad y el buen vivir de las personas con discapacidad intelectual.
Junto a todos los actores integrados en este proceso lograremos que las personas con discapacidad intelectual hagan realidad el descubrimiento de sus capacidades y se sientan útiles a la sociedad.

Juntos haremos un sueño posible.

MSc. María Rosa Zambrano Iza
Terapeuta Ocupacional
Equipo Multiprofesional Especializado
CEVE- FASINARM

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