La llegada de un nuevo miembro en la familia siempre es motivo de ilusión, emoción y alegría, toda la familia se reúne para dar la bienvenida al pequeño y felicitar a los felices padres.
Pero también pueden sentirse confundidos y agobiados, les puede saltar el sentimiento de no estar preparados para ser padres. Pero la realidad es que esta situación no siempre es tan linda y maravillosa como nos gustaría, sin duda es un momento de cambio real en la historia familiar que reestructura su existencia, esto entra en un momento acorde a la evolución personal de la pareja y de la familia.
Sin embargo el nacimiento de un hijo con una discapacidad es inmediatamente percibido por los padres como un acontecimiento extraordinario, inesperado e incomprensible. Empiezan los sentimientos de culpabilidad buscando un detonante que los lleve a encontrar la respuesta del porque mi hijo nació con una deficiencia.
«¿Hice algo para provocar esto?», «¿Es un castigo por algo que hice?», «¿Me cuide bien cuando estaba embarazada?», «¿Será culpable mí esposo?» son muchas interrogantes y en realidad ninguna familia está preparada, es decir, no tiene los conocimientos por lo que es importante la intervención de un especialista que los oriente para afrontar de manera menos traumática dicho momento o situación.
Presencia de un hijo con discapacidad en la familia
La presencia en la familia de un niño con alguna discapacidad se convierte en un factor potencial que puede perturbar la dinámica familiar. Una vez diagnosticado el trastorno del niño, los padres han de pasar por un cambio de actitud, que implica un largo proceso educativo, la familia es la primera escuela del niño, es el primer contexto socializador que ayudará a cada miembro a relacionarse en el entorno en que se encuentre, es la que buscará la manera de cumplir sus necesidades biológicas y afectivas, tratando de que los integrantes que la conforman desarrollen las habilidades a nivel intelectual y social.
Expectativas de los padres ante la llegada de un hijo
Las expectativas de todo padre ante la llegada de un hijo son hermosas, y cuando se diagnóstica que dicho niño tiene una discapacidad, es preciso plantearse que desde ese mismo momento tenemos delante de nosotros dos problemas: el del niño en sí y el de la familia, ya que ésta no tiene la suficiente preparación para enfrentarse con los problemas que van a ir surgiendo y cómo superarlos.
En un primer lugar, los hijos con discapacidad influyen en los distintos miembros y en las relaciones que se dan en el ámbito familiar. Hay que tener en cuenta que esta condición va a llevar asociadas diferentes dificultades en distintas etapas del ciclo vital de la persona, lo que puede traducirse en tensiones entre los familiares.
Si no se comprenden y se gestionan estas tensiones, es normal que surjan diferentes conflictos. Por un lado, la pareja puede empezar a distanciarse y a dejar de comunicarse de forma efectiva, lo que la va a precipitar a un círculo vicioso de malestar que sea muy complicado de parar.
Por otro lado, pueden aparecer conflictos con el hijo que tiene la discapacidad, ya que se le puede sobreproteger y restringir su autonomía, no reconociendo que sí cuenta con capacidades que no están afectadas o que solo lo están de manera parcial y que puede gozar de un grado de independencia mayor; Así mismo, pueden surgir problemas entre los hermanos, pues se le pueden imponer más responsabilidades o responsabilidades que no le corresponden a aquellos que no tienen un impedimento o limitante. También se puede alimentar un sentimiento de negación por la situación que les ha tocado vivir.
Pero no solo puede generar malestar y tensión, también puede influir en que se sientan más cansados y agotados de lo normal, de forma que perciban que su salud física está desgastada. Esta situación también puede influir de forma positiva en la familia. De hecho, puede fortalecer los lazos familiares, fomentando la cohesión y la cercanía entre los distintos miembros. Como ya hemos dicho antes, tener hijos con discapacidad puede conllevar dificultades añadidas a la vida, pero estas se pueden transformar en situaciones beneficiosas para nosotros si aprendemos a gestionarlo de forma adecuada; Dicho de otra forma: puede potenciar la resiliencia de todos.
¡Trabajemos por el bienestar de todos!
Lic: Gladys Suárez Pico
Docente del taller de Imprenta
CEVE – FASINARM