El enternecedor triunfo de la compañía de teatro para personas con Síndrome de Down argentina en España.
“Escuelita del Amor”, escrita y dirigida por Juan Laso, fue premiada como la Mejor Película en el XIII Festival Internacional de Cine sobre la Discapacidad de Collado Villalba, en Madrid. Cómo se concibió el proyecto, los anhelos del director y la entretenida cuarentena del grupo.
Las motivaciones de Juan Laso, director de la flamante película campeona y profesor de actuación del elenco teatral, giran en torno a las máscaras que encarnan al teatro: la alegría por ese premio lo emociona y motiva a seguir por el camino adecuado, pero tiene el pesar de haber compartido la noticia más destacada para el grupo en una reunión de Zoom cuando lo que más ansiaba era abrazarlos.
“Estaba en casa, sonó el teléfono y me comunicaron que nuestra película Escuelita del Amor había ganado como Mejor Película del Festival Internacional de Cine sobre la Discapacidad de Collado Villalba del que participaron más de 150 proyectos entre películas, documentales y animación. Solo atiné a decir: ¡Guau! ¡Qué bueno!… Y colgué”, dice Juan Laso (42) sobre el instante menos esperado, pero que selló con broche de oro los 13 años de trabajo y dio sentido a su decisión de apostar al proyecto por el que alguna vez soñó: trabajar con personas con Síndrome de Down y ayudar a construir el puente que borre prejuicios.
Esa película fue, además, la tercera en ser estrenada en el circuito de festivales de cine y discapacidad por la compañía Sin drama de Down, nacida en 2007 en el taller de teatro Sin drama de Laso. Desde 2019, el taller funciona dentro de la escuela teatral del actor Gustavo Garzón y de la actriz Virginia Lombardo.
En sus trece años de existencia, la compañía integrada por quince actores y actrices de entre 30 y 60 años produjo obras de teatro, video clips musicales y divertidas improvisaciones por zoom durante los meses de cuarentena. Para este año esperan estrenar Buena educación, otro largometraje que fue filmado en la Escuela Rural N° 6 “Perito Moreno”, en Ezeiza.
El secreto: trabajar para romper barreras
A los 16 años, Juan Laso comenzó a practicar yoga -un poco por el ejemplo de su madre que gracias a esa doctrina dejó de fumar y recuperó la buena salud- y sumó clases de teatro. Amante de la expresión corporal, supo que en esas dos disciplinas (como las vive) estaba su camino, pero su vocación lo llevó también a querer ser maestro rural. “La práctica me demostró que no era por ahí y seguí con el teatro”, recuerda.
Pero, como dice la Canción de las simples cosas (de Cesar Isella y Armando Tejada Gómez) “uno siempre vuelve a los lugares donde amó la vida” y gracias al llamado de una amiga regresó a las tablas y nunca más se bajó. “Antes de recibir el llamado de Andrea Doumanian, una amiga terapista ocupacional que ya estaba en contacto con los padres de quienes luego fueron mis alumnos, le decía a mi esposa que anhelaban volver a dar clases. Justo ahí me llamó ella para dar un taller de teatro con improvisaciones”.
Aceptó sin pensarlo y fijó su objetivo: “Yo quería lograr una doble integración: brindar a las personas con síndrome de down un espacio de desarrollo que contribuya a su bienestar psicofísico, darle herramientas de integración en la sociedad y formarlos en el noble oficio de actor y actriz. Y, por otro lado, acercar al espectador a una nueva forma de expresión y conectarlo con el síndrome y la discapacidad desde un lugar amplio y real”.
Apenas realizaron la primera convocatoria, que fue exitosa, comenzaron. Ese taller duró 5 años y luego Laso lo siguió solo hasta que lo convocó Gustavo Garzón, padre de dos adolescentes con el síndrome, con quien continúa trabajando.
“Lo que resalto del trabajo que hacemos con los chicos, y que lo llamo ‘la historia y su propio texto’, tiene que ver con que cada uno de mis actores pone su alma porque trabajamos mucho la improvisación. Bah, así creo que debe ser el teatro y no puras técnicas que opacan a las personas, que las llenan de conocimientos técnicos y el director es el protagonista de la historia y le saca a los actores la creatividad, no. No va por ahí. A mí me gusta llegar al alma del actor”, define Laso sobre la técnica que implementa para “crear un lenguaje propio, como llamamos a la primera película”.
Laso explica que esa primera película trata también de una forma de ver el mundo y no solo desde la visión de una persona “porque todos son diferentes, pero hay un lenguaje común que se va notando”.
Aún conmovido por el máximo galardón recibido -y a la espera que le llegue por correo-, en la primera presentación que hizo luego de trece años de trabajo, reconoce a Infobae que ver visto su objetivo cumplido lo colma de emociones. “Lo que más satisfacción me da es escuchar al público cuando comentan lo que ven, en el teatro, por ejemplo. Una vez alguien dijo: ‘Por la manera en que improvisan me olvidé que tenían Síndrome de Down’… Y eso me hizo dar cuenta de que cada uno de ellos, que ya son familia, trasciende esa característica y el espectador se entrega a un método artístico, y se deja llevar por la trama y por la capacidad actoral; eso es lo que levanta todas las barreras. Es emocionante ver al público cuando estalla de risa o cuando llora conmovido, y más hermoso es verles las caras cuando todo un teatro los aplaude de pie”, finaliza.
El detrás de escena de la compañía
Jueves de 17:00 a 19:00. Esa es la cita que desde hace 13 años tiene agendada el grupo Sin drama de down. Hubo bajas, llegaron nuevas personas y juntas debieron despedir a los amigos que fallecieron a causa de alguna enfermedad en este tiempo, pero nunca faltaron. Incluso en cuarentena, cuando además debieron enfrentar el desafío de aprender a usar la plataforma Zoom, de silenciar sus micrófonos, de improvisar más que antes y saber cuándo entrar en ese teatro virtual que dejó presentaciones sorprendentes: actuaron unas vacaciones en la playa (llegaron vestidos para la ocasión y alguno hasta ambientó su espacio), y se reunieron en un bar online donde compartieron cervezas, risas y hablaron de todo lo que se habla en un bar, de las cosas de la vida.
El elenco está integrado por Hernán Criscione, Sebastián Gimeno, Juan Garzón, Mariano Garzón, Delfina Esquenazi, Soledad Sosa, Pablo Plorutti, Jonathan Paez, Gigi Stirparo, Daniel Bacigalupo, Cecilia Tucci, Tomy Roussos, Luis Despontin, Josefina Mendivil, Nadia Israel y Juliana Carcar.
Filmaron tres películas. La primera fue Un lenguaje propio (2014) y muestra la vida cotidiana de un grupo de amigos con Síndrome de Down que viven juntos y auto gestionados. Cuáles son sus retos al vivir solos y cómo se incorporan a la sociedad para lograr salvar su casa del desalojo. Participaron Coco Sily, Dan Breitman y Claribel Medina bajo la dirección de Juan Laso, Paula Delucchi y Andrea Doumanian.
La segunda fue al galardonada Escuelita del amor (2016) que trata sobre el amor y su principal enseñanza es que venimos a aprender al mundo y narra las aventuras de un grupo de amigos a cargo de una granja de Permacultura y autosuficiencia en la que mientras cultivan la tierra, construyen la casa de un conejo y cuidan sus animales.
La próxima a estrenar este año es Buena educación, un homenaje a la escuela pública rural argentina donde rescatan valores y situaciones propias de la educación como el afecto, el respeto, la disciplina, el “bullying”, la inclusión, la pedagogía, el compañerismo y las relaciones humanas.