“Cocinar es un acto de amor” Eso lo sentimos cuando preparamos los alimentos, el desayuno o un sándwich para el refrigerio para nuestros seres queridos. Entonces, ¿por qué no involucrar a los jóvenes en el fascinante mundo de la gastronomía para despertar el interés de colaborar en casa?.
Además, no se trata solo de preparar alimentos, cocinar enseña habilidades para enfrentar la vida; además desarrolla habilidades y destrezas que a futuro los convierte en entes independientes y productivos.
Para empezar, debemos ser modelos de nuestros hijos, esta guía los motivará para que vayan aprendiendo. Es claro que al inicio debemos supervisar en cuanto a la manipulación de los hornos, cocinas y cuchillos u otros utensilios peligrosos.
Lo interesante es que con estas actividades culinarias los jóvenes aprenden a seguir instrucciones, las cuales se vuelven cada vez más complejas y mejoran su nivel de atención, independencia y su capacidad de alcanzar metas. “A partir de los 12 años ya se les puede enseñar a preparar postres y pasabocas sencillos. Todos estos platillos requieren actividades como saltear, calentar y hornear”.
Reglas que deben ser consideradas en casa.
Una de las reglas claras es que los jóvenes deben lavar los utensilios antes y después que han utilizado, al final de la preparación y dejar organizada el área de cocina. Para que los jóvenes sientan que es un momento o actividad especial puede hacerse todo un ritual sencillo de hábitos, se puede disponer de un mandil o si se quiere gorro para cubrir los cabellos. Preparando la receta perfecta en casa.
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Elegir la preparación que va a realizarse es clave. A los jóvenes les atraen mucho las galletas, brownies, cupcakes y chocolates. El mezclar los ingredientes, amasar y moldear ayuda al desarrollo de su motricidad fina y mejora su parte cognitiva.
Creatividad en el arte culinario.
La creatividad culinaria ayuda a los jóvenes a desarrollar nuevas ideas e innovar, a ver los platos más bonitos y coloridos. Si va a preparar cupcakes puede ponerles un poco de fruta para decorar, como duraznos, fresas o banano. Es decir, pasar del comer por necesidad al comer por disfrute para degustar y responder a la necesidad de conocer nuevos sabores y la satisfacción de haberlos preparado con sus propias manos saber.
Vida sana a través de la alimentación
La adquisición de hábitos saludables y el cuidado de su propia alimentación son aspectos prioritarios para lograr una mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad. Y es que la mitad de la población con esta discapacidad tiene una propensión genética a la obesidad, lo que, unido a factores como una alimentación poco equilibrada y un alto nivel de sedentarismo, ocasiona que puedan presentarse problemas de salud, por lo que se sugiere que al principio los motivemos a introducirse en la cocina con la preparación de dulces, pero poco a poco hacerlos preparar ensaladas sencillas o acompañamientos fáciles para el arroz, de tal forma en que les vamos inculcando el consumo de alimentación sana.
Con estas actividades en el arte culinario se quiere promover un cambio en la actitud del colectivo, y que los jóvenes con alguna discapacidad aprendan a relacionar su bienestar físico con el cuidado de su alimentación.
Aprendiendo a desenvolverse en la cocina, los jóvenes fomentan su autonomía personal y potencian habilidades que les permitan llevar una vida lo más independiente posible. En este sentido ayudamos a lograr que las personas con discapacidad puedan accedan a su “derecho a vivir de forma independiente”.
Mgs. Martha Boloña Sánchez
Docente: Empaque/Panadería
Centro de Entrenamiento Vocacional
Ceve – Fasinarm