Nuestras familias constituyen el primer grupo social donde aprendemos a convivir, es decir en el núcleo familiar vamos adquiriendo las habilidades, aptitudes y capacidades de habitar, relacionarnos e interactuar con los distintos miembros que la conforman. Nuestro anhelo permanente es generar en nuestros hogares un entorno de seguridad, confianza, bienestar y, sobre todo de comunicación.

En esta búsqueda constante del equilibrio familiar muy deseado y necesario están presentes otros aspectos fundamentales de cultivar y cuidar como son el amor, el respeto, la paciencia, la confianza, la flexibilidad, la comprensión y la tolerancia.

Para lograr este ambiente familiar estimulante y armónico existen un sinnúmero de pautas o consejos que nos ofrece la literatura orientada a la familia; pero para aplicar alguno de estos consejos debemos tener claro que cada familia funciona y se relaciona de manera diferente, los ritmos de vida de cada miembro también son distintos, por lo tanto, si deseamos mejorar o cambiar nuestro entorno familiar en algunos casos necesitaremos realizar un reaprendizaje familiar para poder compartir y disfrutar este tiempo de convivencia.

Deseo compartir tres de los consejos más valiosos y reconocidos por su efectividad:

EL ESTABLECIMIENTO DE REGLAS CLARAS PARA TODOS; la clave es saber cómo ponerlas, cuándo, en qué momento y cómo explicarlas; estas reglas deben ser equilibradas y adaptadas a cada situación, de este modo se favorecerá la regulación conductual de los miembros de la familia y se nutre la armonía del hogar.

CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS O COMPROMISOS CON NUESTRA FAMILIA, es importante entender que una promesa es una manifestación de compromiso; ninguna promesa es banal, más aún para nuestros hijos, ya que todo lo que provenga de papá y mamá es su principal referencia de credibilidad y confianza.

No cumplir constantemente una promesa a nuestros hijos tiene consecuencias más graves de lo que imaginamos; en ocasiones no lo expresan, pero se sentirán defraudados, y con el tiempo aprenderán a conformarse, los padres pierden credibilidad ante ellos y lo lamentable es que hay una gran probabilidad que aprendan o imiten esta acción con sus amigos.

Por último, deseo referirme a LA IMPORTANCIA DE EXPRESARNOS Y ESCUCHARNOS EN FAMILIA; es primordial que nos demos y dediquemos tiempo para expresar lo que sentimos, hacemos o pensamos cada uno de nosotros; recordemos que los bebes no lo hacen a nivel lingüístico, pero si entienden de tonos, gestos y sensaciones que producen y estimulan sus estados de ánimo y demostraciones de afecto.

Tengamos presente expresar a cada uno de los miembros de nuestra familia lo especiales que son para nosotros, cuánto los queremos y todo lo que nos gusta de ellos.

Es fundamental valorar la comunicación familiar, al igual que es vital pararnos observar y escuchar a nuestros hijos en todo su ser.

En conclusión, el ambiente familiar estimulante y armónico lo debemos construir día a día siendo conscientes y apreciando las diferencias individuales de cada uno de nuestros familiares, elogiando sus virtudes, tolerando los errores que cometamos en la cotidianidad, y comunicándonos abiertamente, con respeto y comprensión.

Recordemos que ahora más que nunca debemos reforzar y nutrir los vínculos afectivos con las personas que convivimos y que nuestra actitud y comportamiento genera y aporta en nuestros hogares bases de seguridad confianza y amor.

Psi.Educ Cecilia Avendaño
Docente del Inicial “1B”

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